Por: Ana María Escallón (1954-)
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Bernardo Salcedo inaugura hoy una nueva etapa de su vida, de su obra. Expone en la galería El Museo Las Flores del Mal. Nuevamente Salcedo, el inventor de objetos nos conduce a la fantasía creadora de aquel que por no creer en nada tiene esperanza en el hombre. Hombre de todas formas mecánico. Hombre inmerso en el olvido.
Loco. Cínico. Genial. Perdido en su mundo de construcciones donde a esas cosas que va recogiendo por el mundo de los desechos, les va dando un nuevo significado frío, maravilloso y distante. Esta vez ha abandonado aquellas sierras sin fin que parecían mares de acero con peligrosas olas de metal para comenzar un nuevo capítulo. Algo que se asemeja a la naturaleza. Pero como no cree en ella, la reafirma en su reto. Construye semejanzas en metal. Semejanzas que hacen parte de una idea del vacío, del fantasma. Son un juego de equívocos donde impera la alegría y la desolación. Ficciones que son parte de la realidad, esa que se refiere a la historia universal del sentimiento.
Trabaja con objetos, los construye. Nos irradia esa sensación donde se pueden encontrar muchas cosas: recurso donde poco importa el tiempo, donde sólo cuenta el espacio.
Todo nos lleva a la duda, a un poco más allá de cualquier límite. Hasta llegar a aquello que lo hablaba Diderot: “La sinceridad, es poco de fiar, sobre todo con uno mismo –que es a quien más se desea engañar-. Nada me ha engañado tanto como mi propia sinceridad”.
Salcedo tiene siempre una manera particular de ver el mundo. Lleva ese sello que tiene la marca del incrédulo, del que desconfía de su sombra y puede reírse de sí mismo.
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-¿Qué significan para usted los objetos?
-Los objetos son cosas. La gente culta dice objetos, pero son simples cosas.
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-¿Qué significan esas cosas?
-La conciencia del aire.
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-¿No más?
-No más.
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-¿Qué tipo de orden busca?
-Me interesa la indisciplina.
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-¿Cómo así?
-La indisciplina es lo más cercano a la libertad natural, así como la disciplina es represión.
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-¿Qué significa la palabra libertad?
-La libertad es una palabra para los escudos, un valor de la heráldica.
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-¿Qué significa para usted lo urbano?
-Un cocktail de asfalto y mugre.
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-¿Y la naturaleza?
-No significa nada, porque eso es uno mismo. No la miro con sorpresa.
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-¿Qué tiempo le gusta más: el pasado, el presente o el futuro?
-En especial no me gustan los tiempos de los verbos. Me interesan las declinaciones del latín.
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-¿Declinaciones del latín?
-Sí, el español no tiene inclinaciones.
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-¿En qué idioma vive el tiempo?
-En ninguno porque lo que me gusta es leer las imágenes, y ese para mí es el idioma de cada persona.
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-¿Tiene usted alguna verdad?
-¿Verdad que yo me haya inventado?
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-Cualquier verdad…
-Mi verdad soy yo.
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-¿Qué quiere decir eso?
-Que soy un tipo “sui generis”.
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-¿Y eso qué significa?
-Ser una persona que no está matriculada. Soy como los colegios, una persona externa. Externa a la cultura.
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-¿Cómo cuál?
-Las definiciones del arte por ejemplo. Me interesan más las instrucciones para el uso, esas que están en los objetos y que facilitan su operación. Eso sí, si viene en folletos no me interesa.
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-¿Desde hace cuánto expone?
-Empecé en el 65, hace 25 años.
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-Comenzó joven.
-Sí, que bruto. A mí me hubiera gustado empezar como LuiseNevelson a los 70 años. Pero ahora trabajo en hierro porque estoy cumpliendo bodas de plata.
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-¿Qué artista admira?
-Al inglés Anthony Caro.
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-¿Por qué?
-Porque él tampoco es escultor, porque es más actual, más contemporáneo. Su trabajo tendrá siempre vigencia.
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-¿Qué quiere decir cuando anota “él tampoco”?
-Que a mí tampoco me interesa la escultura, así como no me llama la atención lo que está catalogado. Nos movemos en un espacio sin definiciones.
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-Pero es necesaria alguna definición en la vida…
-Es jarta la función de ellas y ya Colombia está llena de definiciones.
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-¿Duchamp es su papá en el arte?
-Puede ser como un tío… (piensa y duda).
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-O sea ¿su trabajo no está cercano al Surrealismo?
-El Surrealismo es demasiado frío. El arte es un problema de temperatura cerebral y el Surrealismo es propio de la nieve.
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-¿Qué significaron sus “Cajas blancas”?
-Significan la ternura y si uno las mira con el detenimiento en esta introducción está todo mi trabajo.
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-¿Qué significó su período de las fotos con objetos?
-Las fotos son una etapa bella, tanto que pienso pronto volver a ellas. Mi vida es tan bella que voy a volver a mí mismo.
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-¿Y qué dice de sus época de “Las cosas nuevas”?
-Esas son la soledad. (Aparece un raro y fugaz momento de nostalgia).
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-¿”Las sierras”?
-Ese es mi período más romántico. Usted sabe que en la gente del altiplano hay un romanticismo enfermizo. Son la expresión de una melancolía… que es azúcar en el hígado.
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-¿Cree en el romanticismo?
No creo. Pero lo he sufrido en carne propia que es peor.
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-¿Cree en la razón o en el azar?
–Azar antes que todo. El azar es el mundo, en cambio la razón no nos ha dado muchas cosas. La razón limita… eso sí, ¡a todos nos gusta limitarnos! Pero en cambio el azar produce placer.
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-Bataille habla de que el placer sólo produce insatisfacción. ¿Es eso a lo que se refiere?
-La razón de todas maneras es peor. Prefiero la gran duda de la insatisfacción. Soy árabe en eso del azar, por algo ellos inventaron el álgebra, que es una especie de juego. Y siempre es más agradable estar detrás de la gente que inventa un juego a un método… Carpentier tiene razón cuando dice que el método es un recurso.
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-Hablemos de las obras que ahora están expuestas.
-Son “Las Flores del Mal” y no las tengo muy claras. Sé que vienen de “Las cosas nuevas” y que quieren estar en el aire. Buscan conquistar el espacio, la idea de lo sinuoso y la negación de la línea recta.
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-¿Es como la creación de un nuevo reino?
-Sí, pero como el reino animal o el vegetal. Este es el reino del aire…
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-¿No es el reino del espacio?
-No, del espacio no, porque ese espacio suena a fórmula física.
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-Usted hablaba de su último trabajo como una representación de fatigas metálicas…
-Sí, esa fatiga que es Colombia. Nuestras instituciones sufren de fatiga metálica. En ellas nada funciona. La gente está cansada de la tristeza porque poco a poco se ha perdido eso maravilloso que era la desprevención.
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-Tristeza y fatiga metálica suena a desasosiego.
-Exactamente, vivimos en él.
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-Para usted ¿qué es la cultura?
-Un término antropológico. Se asocia con un piano, un pincel pero son más los usos y las costumbres.
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-¿Eso quiere decir que usted cree que nuestra cultura en más una representación de maracas y chivas de Pitalito?
-Eso es folklorismo.
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-¿Y qué es folklore?
-Es la impotencia del ciudadano para interpretar sus tradiciones. Si se fomenta el folklore el folklore, que es lo que hace Colcultura, se estimula el analfabetismo visual, musical. En fin, el folklore de Los Tolimenses y de Artesanías de Colombia es el estancamiento. A la institución de las artesanías le preocupa mantener lo irremediable. Por eso el director de Colcultura debería ser el Profesor Yarumo.
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-¿Sueña con algo en a vida?
-Claro. Una casa hecha por Mies Van der Rohe, con un transistor negro bien chato y una televisión en blanco y negro ultraplana. Bueno, también necesito una ducha y una cobija. Todo transparente.
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La Prensa. Jueves Cultural. Bogotá. 9 Noviembre 1989. Pág. 21.
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