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Archive for 10 de marzo de 2020

HOMENAJE A OLGA OROZCO A CIEN AÑOS DE SU NACIMIENTO (1920-2020)

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YO SOMOS TU  (MONÓLOGO)

Por: Olga Orozco (1920-1999)

 “A mí me encanta la transmigración.” Entendámonos bien. No se trata de andar de tierra en cielo, como ráfaga errante, desechando un cuerpo, cerrando con un golpe las ventanas de cualquier biografía, y volver a salir definitivamente. Yo prefiero no dejar residuos, ni ropajes vacíos, ni corazones rotos, ni esperanzas de encuentro para el día de la resurrección. Prefiero estar aquí, en unidad de tiempo y de lugar. Prefiero probarme caras sobre esta sola cara. Prefiero animar toda la historia universal sin apagar mi historia. A puertas cerradas, a nombre fijo y aun a días contados, prefiero entreabrir otras puertas, multiplicar los nombres, extender días a siglos. Mis territorios crecen de este modo de manera incalculable. Y los llevo conmigo. Los pliego, los despliego, los torturo, los siembro, los recorto, los trituro, los mezclo, los devoro, los exhalo, y si quiero los pliego una vez más, los estrujo en la mano y los dejo caer entre los dedos. Así, naturalmente, sin mirar hacia atrás. La geografía no tiene exigencias para mí: aplano las montañas, desvanezco los mares sin contemplaciones, cambio de sitio las ciudades, desvío el curso de los ríos para poder pasar. Y hasta hago surgir los continentes desaparecidos y aparecer, de pronto, los que nunca estuvieron. La zoología no se me resiste. Paso sin transición de perro a lobo, de tigre de Bengala a colibrí, de cordero pascual a púas erizadas, de terciopelos suaves como el ocio a escamas para encubrir la tentación. La mineralogía no es impenetrable, salvo cuando se trata de disolver ideas fijas y conciencias de falso cristal. Con la botánica me desperezo, me alargo, me desplazo, llego furtivamente hasta otro pecho, me adhiero al corazón. Pero de todas las prolongaciones me quedo con los brazos abiertos y las piernas sin fin y los pies bien adentro de otros pasos; de todas las cortezas, ninguna más fija y más cambiante que la piel; de todos los lenguajes elijo el de la lengua intercambiable; de todos los verbos inmanentes o manifestados elijo el de vivir mi vida en otras vidas, en todos los tiempos, en todas las personas, en todas las conjugaciones y géneros y números y aumentativos y partitivos, bajo todos los regímenes y en todas las posibles concordancias y disonancias. Encarno todos los cortejos del pasado y los séquitos del porvenir, fluyendo, refluyendo hacia un punto central –mi propia anatomía- que arde como un carozo incandescente. Por ejemplo esta mano insensata incendia Roma y las llamas la acechan, la siguen, la persiguen, la alcanzan, la consumen en su hoguera que convierte en cenizas la grisácea envoltura que envuelve a Juana de Arco, cuya llama inextinguible se reaviva en la tea del bonzo, que clama todavía con la voz de Babel, con la voz que clama en el desierto, con la voz desgarrada de Edith Piaf, con la voz de una negra que canta cuando una negra canta de la cabeza hasta los pies, pies desnudos, ligeros, pies de Aquiles, talón y punta, punta y talón vulnerable huyendo con las suelas al viento de Rimbaud, esparciendo a los vientos la ceniza incestuosa de Lord Byron mezclada a tanta arena de la playa, arena de color de miel que raspa la garganta por dentro y por fuera, donde están señaladas en Ana Bolena y en María Antonieta las dos líneas de puntos por donde se debe cortar, y la cabeza rueda hasta el regazo de Judith y se adelanta a la cabeza de Goliat, y rebota, rebota como un gran sol decapitado en la cabeza neblinosa de la creación, pendiente siempre de ese hilo que se ajusta de pronto en torno a la garganta de Nerval y la exprime hasta lograr el dulce arrullo de alondra de Julieta o el aullidos desaforado de Madame Rolland: “Libertad, cuántos crímenes se cometen en tu nombre”, “J´écris to nom, Liberté”, “Liberté, liberté chérie”, “Oíd el ruido de rotas cadenas, libertad, libertad, libertad”, “para todos los hombres libres que quieran habitar el suelo” y el subsuelo, hacia donde corre la sangre de Rosa Luxemburgo salpicando el diario de Ana Frank, empujando la sangre de Abelardo que brilla en lentejuelas sobre las cartas mutiladas de Eloísa, sin hallar la salida, como la bala que penetra en la sien de María Vetsera en aquella madrugada color de ostra que se cierra, color de garza que no quiere mirar cómo cae al encuentro del cisne negro Jeanne Modigliani, o cómo se precipita anudada a una rueda, a otra vuelta de rueda que gira con la gasa, y gira una vez más, anudando quizás el último recuerdo de Isadora Duncan, que se triza como un espejo al caer contra el espejo donde se abren las aguas rescatando el sombrero abandonado de Virginia Woolf, el cuerpo abandonado de la desconocida del Sena, y así sucesivamente, por ejemplo. Nada más que un ejemplo que equivale a dormirse en Juan y despertarse en Pedro o en María. Sin borrar este yo siempre latente o siempre a punto de aparecer o siempre a punto de desaparecer entre telones, como un río que arrolla las grandes llamaradas de la pasión, las enormes burbujas que ascienden desde las bocas mudas de tantos personajes, las luces y las chispas y las ráfagas de polvo luminoso con que perduran héroes y heroínas, como relámpagos, como chorros de estrellas que se rompen contra la faz del mundo. ¡Ah, el presente transitivo, tan simultáneo y múltiple! Yo somos tú, él son vosotros, ellos sois nosotros, desde todos los siglos por los siglos. Amén.

Estudio preliminar de CRISTINA PIÑA

Páginas de Olga Orozco seleccionadas por la autora. Buenos Aires. Editorial Celtia. 1984. Págs. 211-213.

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Witold Gombrowicz

Yo en aquél entonces estaba efectivamente en mala disposición con el arte. Me saturaba de Schopenhauer y de su antinomia de vida-contemplación, y de Mann en cuya obra este contraste toma un aspecto aún más doloroso. El arte era para mí el fruto de la enfermedad, la debilidad, la decadencia; los artistas no me gustaban, por así decirlo, “personalmente”, yo prefería al mundo y a la gente de acción. Estas fobias, a mi edad, eran apasionadas, yo tenía entonces veinticinco años, que es cuando todavía no se ha renunciado a la belleza. El mundo artístico me atraía por su libertad y su resplandor, pero me repudiaba física y moralmente.

 

Traducción de BÓZENA ZABOLICKA y JUAN CARLOS VIDAL

 

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Recuerdos de Polonia. Barcelona. Ediciones Versal. 1985. Pág. 77.

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EL LIBRO DEL DESASOSIEGO

Por: Fernando Pessoa (1888-1935)

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195

Hay criaturas que sufren realmente por no haber podido vivir en la vida real como el Sr. Pickwick y haber chocado la mano del Sr. Wardle. Yo soy uno de esos. He derramado lágrimas verdaderas sobre esa novela, por no haber vivido en aquel tiempo, con aquella gente, gente real.

Los desastres de las novelas son siempre hermosos, porque en ellos no corre sangre verdadera, ni en las novelas se pudren los muertos, ni la podredumbre está podrida en las novelas.

Cuando el Sr. Pickwick es ridículo, no es ridículo, porque lo es en una novela. ¿Quién sabe si la novela no será una realidad más perfecta y una vida que Dios crea a través de nosotros, y si nosotros –quién sabe- sólo existimos para crear? Parece que las civilizaciones no existan sino para crear arte y literatura; lo que de ellas nos habla y lo que de ellas queda son eso, palabras. ¿por qué no serán esas figuras extra-humanas verdaderamente reales? Me duele de mala manera en mi existencia mental pensar que esto pueda ser así…

Nueva edición corregida y ampliada de RICHARD ZENITH

Traducción de PERFECTO E. CUADRADO

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Libro del desasosiego. Barcelona. Acantilado. 2013. Págs. 204-205.

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RITUAL DE VUELO

Por: Daniel Acevedo (1986-)

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A la profe Marielena, maestra de la vida, quien me enseñó no a volar, sino a ver las plumas ocultas en la espalda

 

AUSTROS

No se sabe con precisión dónde habitan los ángeles ya sea en el aire, el vacío, o los planetas. No ha sido placer de Dios informarnos de su morada.

Voltaire

EL PARACAIDISTA

Y he aquí que ahora me diluyo en múltiples cosas.

Soy luciérnaga y voy iluminando las ramas de la selva.

Sin embargo cuando vuelo guardo mi modo de andar

Y no sólo soy luciérnaga sino también el aire que vuela.

Vicente Huidobro

Las ciudades son ruinas

habitadas por elefantes

saltimbanquis banqueros

ajedrecistas sin torres

y pantallas inertes

que transmiten en vivo

una lluvia de dagas

¿Hay para brindar Altazor?

alcanza la botella

el vino se derrama

por las venas rotas

de una montaña del valle

de una montaña nómada

La niña que pierde su globo

se imagina que emigra lejos

apartado de uñas y alfileres

a un reino de princesas obesas.

Solo lo vio el paracaidista.

(y el poeta exiliado)

que cae en el universo.

Un mapa, un trayecto, una caída

abrir y cerrar las ventanas

registrar los parpadeos del sol

y los movimientos de una mujer

que se pierde en un faro sin ojos

El pájaro no ha olvidado que es pájaro

y los pianos sigue siendo pianos

los ángeles se bañan hoy en guitarras eléctricas

los cuervos aún no son planetas lejanos

pero sí tienen plumas verdosas

donde crece la hierba

El molino fue el refugio

del poeta que quiso poetizar lo impoetizable

el molino contra el que luchó

el ingenioso hidalgo

y donde retozan entre heno

los amantes escarlatas

El molino

el parasubidas

te permitió salvarte

invitar a un vals a beetelgeuse

y a una mujer marciana

El viento tan solo fue el crucifijo

el peso de la verdad que te fue revelada

Y tú sigues allí, mirándome

en cada verso, en cada letra

¿realmente puedes morir Altazor?

o vives aún bajo los cimientos

en las raíces de las palabras

A mí también me ha atravesado la luna

¿o sólo es una ilusión de tu vana entropía?

Altazor, no hemos mueerto

aún nos queda

el aire.

BABILONIA

Cerca del río Éufrates el inmortal

se levanta la ciudad sin párpados

sus piernas azules se abren

ante los viajeros que buscan

en sus laberintos de carne

el misterio de lo absoluto.

Los sacerdotes lo saben

lo guardan en un cofre ambarino

en un papiro sin letras ni palabras

custodiado por cinco lanceros

dos elefantes blancos

tres seductoras bailarinas

y un mono furibundo.

Cuenta la leyenda que

quien juega con los nombres del viento

puede atravesar el ladrillo cocido

Es el poeta y su triste efigie

que llega al cofre

lo abre

y se encuentra en las páginas empolvadas

un espejo roto.

EL VUELO DEL BRUJO

Un pájaro pasa por el cielo; hay un complejo de sensaciones ¿Qué deviene cuando muere el que lo experimenta? ¿O cuando hace otra cosa? ¿Qué deviene?

Gilles Deleuze

Un rayo irrumpe en una calle de París, en lo alto de una austera fachada. Un rayo que no es descarga sino pensamiento que fluye en el interior de un longevo rizoma. Es un frenesí, afecto por el cemento y la tierra, por el animal que desciende de los cielos y escribe, con su cuerpo, una carta de amor.

La decisión está tomada, ha optado por la libertad. El brujo mueve sus manos y convoca las fuerzas del viento, conoce su verdadero nombre, lo dice con su voz rasgada; no para dominarlo sino para que lo acompañe en su hora final. El abismo tiene para él una atractiva melodía, el soplo de Mahler, la sinfonía inconclusa; la escucha parado en la cornisa, como quien descifra las últimas líneas de un libro escrito por viejos alquimistas.

La brisa relame su cuello y le recuerda que solo se necesita un paso para el auténtico devenir.

Una mujer rechaza con un gesto ciego un beso en los Elíseos. Un turista reclama por lo malo del café en una esquina de la rue de Bassand. Una pareja de estorninos copulan en el Jardín de Tullerías. Una niña se emociona con el olor del baguette recién horneado. Un psicoanalista deprimido fuma un cigarro que nunca se termina. Un mimo con un traje a rayas cae y lamenta su incapacidad de volar.

Y tú das el paso, lo das.

Es la última reafirmación.

CÉFIRO

La patria donde el ser se pertenece a sí mismo es el aire del cielo.

Gastón Bachelard

RITUAL DE VUELO

El caminar debe ser rítmico, los pasos un torbellino, el cuerpo una lanza que emerge de la ciudad. En la cima del cerro se ubican las pistas de aterrizaje de barcos, ovnis y pájaros nubenautas. En los senderos angostos de subida el páramo del exilio y la esperanza de volar.

Hay una inhalación lenta, los ojos se cierran, los sentidos se expanden, aparece una tercera oreja bajo la nariz: respiración profunda. Cuenta hasta diez, así lo hacía en Harapa hace cuatro mil años, el aire que hoy respiras es el mismo.

Escucha la música del viento, es un tango débil, pero luminoso. El bandonéon es tocado por un ángel con bigote, sombrero fedora y sandalias blancas. El coro de hojas marchitas emite un canto que hace temblar cada fragmento de la piel. La música recuerda que alguna vez volamos, pero lo hemos olvidado; es tiempo de recordar, es nuestro primer aviso.

Siguiente inhalación, no hay cansancio, solo circulación. Exhala, inhala, exhala. Treinta y siete veces cinco si es necesario. Hay un reencuentro con el caos primigenio. Hay un grito. Las dos palabras de Whitman: Soy multitudes. Las alas de papel so la reliquia de una imposibilidad. Tres plumas en el hombro y una garra en el dedo derecho del pie. Tercer aviso.

Es un momento de volar.

TRAYECTOS NEBULARES

Hoy he decidido arrancar las cortinas que esconden el universo. Su vista turbia, sus pliegues danzantes, ya no pueden afectarme. Salgo y me paro sobre la cornisa y salto por encima de los microabismos de runas y de cemento. He visto la sombra de un pelícano que cruza la ciudad en ruinas, aquella bifurcación nebular, un cielo sin brazos. He deseado, mientras cruzaba mis dedos y mi tacto diluía una barrera sin nombre, provocar ligeros cataclismos. He buscado un poco de un “yo” difuso perdido en el eco proveniente de un espejo roto.

Soy un caballito que cabalga las corrientes del cosmos y se agita con la danza de los nenúfares que se ve desde el telescopio del balcón de un niño. Soy el equino que desciende, como un cometa, cuando percibe la estela que deja con sus pasos una mujer de ojos de ocelote; mujer que es una y doscientos setenta y siete y se balancea en una hamaca que cuelga de los pilares del templo. Quizás, con un poco de suerte, logre descifrar la escritura cuneiforme de su abrazo. Entender por qué no cae cuando yo torpe choco con los cimientos de su cuerpo, polvo volcánico que simula ser piel y forja una escultura de carne.

LA CARICIA DEL CÉFIRO

Me gusta, a veces, jugar un poco, tocar lentamente los bordes y las texturas de los objetos. Quizás busco encontrar un poco de sentido que se derrame por alguna pequeña grieta o liberar de una prisión de palabras a un pájaro cautivo. Pero en el fondo sospecho, irremediablemente, no podre nunca hacerlo. Mis manos son tal vez demasiado cortas. Es, pienso, desear el poder del viento que alcanza con sus manos múltiples todas las cosas: las montañas, el bosque, el vidrio, la lluvia…

y el contorno de tu cuerpo.

Dicen que se ha visto una bandada de azulejos emerger por tu ventana.

BOREAS

Mientras la ciudad oscurece

y contra la sombra azulada de los mangos

el día ruidoso se apaga

adivinando sus gemidos entre el recio viento del

anochecer…

José Manuel Arango

LAS RUINAS DE AUGUSTA

Los férreos castillos se elevan en las colias y, mediante una eufonía de trompetas, lanzan una advertencia hacia el cielo de la habitación. Se acercan las arañas con uñas, sus armas son el toque y el murmullo, su presencia disolverá los ejércitos de negativas y la defensa de dos brazos emplumados que protegen un nido de huevos ardientes. Explorarán los templos de Augusta en busca de la riqueza que soñaron una noche de mayo, de una civilización de ojos azules, que se extingue con el temblor de los cuerpos y la protesta estridente del lecho profanado.

Ante la tormenta que inhala, cae la flota rebelde, sus barcos se hunden, ellas lo siente perderse en las profundidades de sudor y piel. Su muerte se resignifica con un gemido. La palabra dela deidad oceánica se manifiesta con una mordedura en mi muslo izquierdo. Las ruinas de Augusta se agitan pero renacen a cada paso de sus dedos, de mis dedos. Tiemblan bajo un sol apagado. Son los vestigios de un mausoleo donde la brisa se estanca en un presente roto. La ciudadela evoca los ecos de un orgasmo que ya pasó.

Ritual de vuelo. Medellín. Hilo de Plata Editores. 2017. Págs. 11-13, 18, 22-23, 29-30, 32, 39, 47.

 

 

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EL EJERCICIO HA SIDO PROVECHOSO, SEÑOR

Por: Serge Daney (1944-1992)

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1998

Ver películas, viajar. Es lo mismo. Viajar y no evadirse o huir (to escape). Viajar es saber que hace falta para una meta para tener una oportunidad de gozar del viaje en sí mismo, que es estar “entre”, es decir, protegido. Sucede algo semejante con los filmes: los planos son el traqueteo de los vagones. Ver filmes, viajar: también para los otros, el público normal, esto fue verdadero. Pero se convirtieron en turistas (consumidores de viaje) y ya no esperan del cine que les “dé” el estremecimiento del exotismo, ni del filme que los conduzca a su ritmo (lento).

Texto presentado por JEAN-CLAUDE BIETTE y EMMANUEL CRIMAIL

Traducción MARIEL MANRIQUE y HERNÁN MARTURET

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El ejercicio ha sido provechoso, Señor. Palabras sobre el cine. Santander. Shangrila Ediciones. 2018. Pág. 20.

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120 HISTORIA DEL CINE

Por: Alexander Kluge (1932-)

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1

UNA LUZ QUE TRAQUETEA FUERTE

Los proyectos traquetean sin cesar desde hace aproximadamente 120 años. En sí, el “principio del cine” es más antiguo que las salas de cinematógrafo. Es tan antiguo como la luz del sol y las representaciones de luz y oscuridad en nuestras mentes. Por eso el cine no se acaba con la llegada de los silenciosos proyectos digitales.

EL SOL EN EL DEPÓSITO DESCUIDADO DE UN IMPORTANTE ESTUDIO DE FILMACIÓN A LAS DOS Y MEDIA DE LA TARDE

En un depósito de los estudios CCC de Berlín-Spandau donde se guardaban vestuarios y decorados, caía sobre la gran pared beige opuesta a las ventanas el reflejo del movimiento de los arbustos y árboles que rodeaban el edificio. El sol iluminó el movimiento tembloroso de esos seres vivos, y lo condujo a lo largo de la pared durante toda la tarde, hasta que se puso a las seis de la tarde. Ningún instante fue igual al otro. Los dibujos lumínicos, de vida breve e imposibles de reconstruir incluso un instante después, eran reemplazados por otras figuras. Si se filma ese movimiento a una velocidad de proyección de una imagen por segundo, se fijará la luz solar de modo indirecto y una “vívida sucesión de acontecimientos”.

Mientras en el estudio montaban la escena y rodaban un drama con poco despliegue de decorados y reflectores fijos, ahí, en el depósito, cobraba existencia el desafío, el motivo cinematográfico.

TIME-LAPSE DE UN AMANECER

La cámara tiene que estar instalada a orillas del Meno a las cinco de la mañana. En las horas que siguen registra la extinción de las luces de la ciudad; por un momento todo está completamente oscuro (las últimas personas se han ido a dormir), luego, por el Este del horizonte asoma en ese día otoñal un gris débil que envuelve los edificios. Un la columna de vapor se eleva recta desde las chimeneas en el aire frío; hace rato que se encendieron los calefactores. El sol ilumina la fachada de un edificio que queda sobreexpuesta. Entretanto, en el horizonte occidental todavía hay una aurora azul violeta. Más de 1.600 colores que pasan. Después de media hora, el sol ha allanado los interesantes comienzos de ese día. La luz diurna ha devorado la mayor parte de los colores. La jornada ha comenzado. La cámara puede ser desmontada.

7

NADIE QUIERE ESTAR COMPLETAMENTE A OSCURAS FRENTE AL TELEVISOR

Algunos dicen que el cine morirá (o que sobrevivirá en los museos y en los festivales internacionales). Lo considero un erro. Pero es posible que en su renacimiento el cine adopte una forma que no reconozcamos a primera vista.

“No es que yo esté muerto

Sólo cambio de lugar

Estoy en vuestras casas

Y recorro vuestros sueños”

COMIENZO DE UNA NUEVA ÉPOCA

Al atardecer filmó con su cámara DV una rana que, entre la confusión de hierbas y escombros, estaba migrando de un charco que amenazaba con secarse a otro que poseía bastante agua. Después subió el video a Internet con música de Frank Zappa y le puso de título Agua de la vida. Recibió doce visitas, entre ellas una de una provincia del noreste de China. Desde ese día sintió motivos suficientes para mirar qué ofrecían los otros en la red mundial. Él, por su parte, renovaba sus contenidos constantemente. Se sorprendió con algunas ofertas ajenas. Todo aquello se basaba en “hacerlo uno mismo”. Tuvo la impresión de que comenzaba una nueva época.

La traducción de esta obra fue subsidiada por el Goethe Institu, que cuenta con el apoyo financiero del Ministerio Federal de Relaciones Exteriores de Alemania.

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120 Historias del cine. Buenos Aires. Caja Negra Editora. 2007. Pág. 21, 27-28, 29, 259.

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“DIARIO DE UN LIBRO” (1972) (FRAGMENTOS)

Por: Alberto Girri (1919-1991)

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Enero

Lunes 4

Escribir. Examinar, mínimamente, aspectos de la propia vida. A qué conduce ese paciente recoger minucias; un solo instante de iluminación debiera bastarnos. Darnos cuenta que recorremos lo probado ya por incontables generaciones. Darnos cuenta. Pero entenderlo racionalmente no sirve demasiado. El que no está dispuesto a admitir que toma el riesgo de dejar alguna vez de escribir para siempre que no continúe haciéndolo.

Martes 5

Opinar sobre el poema. El espectáculo de esa opinión volviéndose, antes o después, en contra de uno. Cada texto engendra sus acusadores. Todo lo que se diga es material de acusación, y la misión de los acusadores es, también ante los poemas, registrar, conservar, utilizar cada palabra lanzada con el pretexto de aclarar, explicar, describir lo hecho.

Miércoles 6

 En la madurez

seguros de un estilo…

(Historia del arte)

Tal cual, siempre. Creencia de haber adquirido “un estilo”, y compulsión de perfeccionarlo en beneficio de una espontaneidad mayor, a un tiempo más y menos personal. Es decir, tergiversar lo ganado. Entonces se produce la caricatura del estilo. Lo obvio presentado como espontaneidad.

***

Cuestión: ¿Hasta qué punto es reconocible la existencia de un estilo, en tanto no hayamos llegado a la etapa (fatal), en que ese estilo se agota, pasa a convertirse en algo ya pretérito, consabido?

Jueves 7

 Sarcasmo de Eliot: Mientras los jóvenes imitan los viejos roban. Verosimilitud de lo contrario. No es infrecuente una originalidad como producto de la imitación, en profundidad, de otro autor. Aunque esa imitación no debe impedir que el que imita deje, simultáneamente, que sus propias modalidades vayan madurando. Y que el autor tomado por modelo maneje una forma de imaginación muy distinta a la del imitador. Así, la imitación cobra en realidad el carácter de un desafío.

 Sábado 9

Negra bilis. Empédocles arrojándose al Etana, presa de ataques de melancolía. Según Horacio, a la melancolía se le sumaba e deseo de ser tenido por un dios. Y sucesivas conjeturas, leyendas. Dirigidas a un solo fin, banalizar lo irrefutable: al sacarlo del volcán, Empédocles estaba carbonizado.

Lunes 11

Situación del que comprueba su distanciamiento de cuanto publicara hasta entonces. Creciente olvido –o incapacidad-, para precisar qué intentaba expresar. En consecuencia, que el poeta se cuide de confundir su fama con la de sus poemas.

***

Preparativos: Las virtudes de la prosa: Las virtudes de la prosa: verdad, desnudez, economía, eficacia, fijadas como meta del poema: verdad, desnudez, economía, eficacia. La peculiar autenticidad de la buena prosa aligerando de divagaciones cualquier proyecto de poema, recordándonos indirectamente que el poema es, además de un objeto, una experiencia moral.

Martes 12

 “Relaciones con gemas”. Descripción de las gemas, proceso de formación, valor simbólico, supersticiones, determinada fase de “Trece maneras de contemplar un mirlo”. Concisión y rapidez. Escasos o nulos contrates entre lo literal y lo que es, sin descuidar el margen de aparente sin sentido, pero bien imaginado, que el poema tendrá.

***

Vanidad, pedaleo en el vacío. Racionalizar las causas que provocaron el poema, que pusieron en marcha las energías adecuadas, hicieron que esas energías se hayan manifestado, traducido en poeta, y en no en cualquier otro objeto.

***

Pedaleo en el vacío. Las palabras dispuestas en líneas paralelas apenas si indican que estamos ante algo de cuya validez nadie respondería. ¿Cómo asegurar por ejemplo, que los revulsivos utilizados fueron suficientes para librarme definitivamente de la necesidad de volver a escribir el mismo poema? ¿Cómo saber que esta versión del poema no escapa a sus propios límites, no es forzada?

Miércoles 13

 “Relaciones con gemas”. Tramo final:

tantas son

las provocaciones que suscitan

cuantas las de considerar un mirlo

(trece, enumeró Wallace Stevens,

frecuentador de mirlos),

aunque las gemas no silben, no griten,

y su dureza y pureza atraigan por alusiones,

y nunca alcance, como el mirlo,

a fraguar una unidad con el hombre y la mujer.

***

Viernes 15

 Hablar de gentes, o sea inventarlas, o sea hacer literatura. O sea: un texto es quien lo lee.

***

“Para estimar con otros ojos”, “Estimar con otros ojos”, “Estimar según otros ojos”. Elegir el último. El poema, cuando exista, habrá nacido de una observación de Flaubert, hacia 1852. “El tiempo de la Belleza ha terminado. La humanidad retornará a ella, pero por ahora no la necesita. Cuanto más se desarrolle el Arte más científico será, así como la ciencia habrá de ser artística. Cuando ambos alcancen su culminación, retornarán a ser nuevamente una sola cosa, luego de haberse separado en sus primeras etapas.

Sábado 16

 ¿Sería lo ideal una escritura donde no haya ningún término para designar lo que habitualmente llamamos poesía? Dice V. que en la literatura china ocurre así. Su tradicional oposición de verso (escritos rimados), y prosa (escritos no rimados), no tiene lugar para la poesía, y la división clásica es: escritos artísticos y escritos comunes. A la menor provocación, la prosa puede caer en la rima. Lo que designaríamos como prosa suele tener ritmos, aliteraciones, repeticiones, polifonía, y cuanto pasa por ser exclusivo de la poesía. Se lo percibe, aun en la más modesta de las traducciones, en el texto como el Tao Te Ching. En mucha de la prosa de Borges.

Domingo 17

Dies solis. Transparencia del aire; tan perfecta que un ciego podría ver una mosca. Lo cual tranquiliza a los no ciegos, les confirma que efectivamente han visto un rinoceronte. Y no, más o menos un rinoceronte.

 Lunes 18

 Si no habla es porque no quiere preguntas, aunque afirme que no habla para que entonces le hagan preguntas. Cuando alguien pregunta, es para encaminar al interlocutor hacia donde quiere que sean dirigidas las preguntas que el interlocutor, a su vez, le dirigirá.

Martes 19

 “Estimar según otros ojos”. Que nada se note, salvo la coherencia. Excepto expresar algo que huela a real. Lograrlo sacrificando parte de los goces e intereses poéticos; como recomendaría Auden uno de los pocos que “se ne intende”.

***

“Estimar según otros ojos”. Pasividad e inmovilidad general. No parece desdeñable la ironía fina. Concentra el efecto. Simplemente, sin obligar a nadie a participar de él.

(…)

MAYO

 Lunes 3

Holbein. El estupendo “Retrato de una desconocida”. Carbonilla y lápices de colores. El período inglés a que se refiere “Validez de lo inmóvil”. Corregir el poema; rememorar la calidad del dibujo, estrictamente concentrado en la observación del modelo. Lo duradero es estático. El modelo de Holbein sigue viviendo porque encierra algo que vive por sí mismo, no puede morir. Al someterse al modelo, Holbein extrae de él su yo permanente; ya no hay influencias exteriores: el arte logra se punto de equilibrio entre una masa y su punto de apoyo.

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Martes 4

Giacometti. En 1965, Museo de Arte Moderno, de Nueva York. Conversación con Frank O´Hara, entusiasmado por el surrealismo de las figuras, pero sin entender cómo se concilian esas imágenes torturadas con la voluntad del autor de obrar según la naturaleza, “copiar” la naturaleza, trabajar en relación con algo absolutamente concreto y exterior a él.

***

Fijación al modelo. Giacometti perturbado por el descubrimiento de que la diferencia entre las dos fosas nasales tiene las dimensiones de un Sahara.

La obsesión de Giacometti, ¿no es la obsesión de la subjetividad? Ciertamente, suena absurdo, erróneo, si se piensa en su arte, estilísticamente tan identificable. ¿No sería una pugna entre la tradición del surrealismo, de un arte un tanto más apreciado cuanto más inconsciente, frente a otro valorado con arreglo a lo que tiene de consciente? Para algunos (los antiguos, al menos), el arte verdadero se diferencia del falso en que debe producir un efecto que invariablemente ha de ser el mismo, mientras que en el falso el efecto es siempre accidental.

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Páginas de Alberto Girri seleccionadas por el autor. Buenos Aires. Editorial Celtía. 1983. Págs. 153-158, 166, 208-209.

 

 

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LA MUJER DE CORRERÍA

Por: Diana Gutiérrez (19-)

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CONTRA TODO PRONÓSTICO

 No criaré a tu hijo/no coseré tu ropa/no te tendré de noche/no te besaré al irme/nunca sabrás quién fui/por qué me amaron otros.

Idea Vilariño

 

Fuimos fuertes,

Contra todo pronóstico,

Nos quedamos

entre las ruinas

en nombre de una resistencia

hecha de nada más que sueños.

Nos plantamos,

Contra todo pronóstico,

Intentando enarbolar una estrategia

por encima de agresiones insanas,

en una ciudad que igual te descuartiza.

Nos hicimos inmunes a la tartrazina,

Aprendimos a fabricar zapatos,

Nos pusimos otras pieles para ocultar

Esta fatalidad de porcelanas rotas.

Supimos qué era la muerte, cuando por fin nos

entregaron la espada

Para llevarla en nuestros vientres escondida.

Supimos qué era el amor cuando persistió la poesía, más allá de los poetas, urdiendo el llamado de la voluntad.

No le guardamos nada al miedo

cuando cruzamos el camino

pletórico de olores putrefactos,

que hicieron de este cuerpo templo impenetrable,

espacio abierto, luminosas lágrimas.

Retorcerse, invertir el orden,

Angelus novus, ruina tras ruina.

Eso somos.

DOBLE SUICIDO VOLUNTARIO EN HONOR A TU GARGANTA

Lo que extraño, cuando te extraño, es a la poesía.

 

Escucho tu voz como venida de un país arbitrario contándome que viste en la calle un hombre sin nariz, en hueco negro, y siento que estamos tan cerca de la palabra lúcido, viajando en sueños cinematográficos; bendita palabra que es puente y viga, haciéndome desde otro lado de la tierra largometrajes imposibles.

Dame tiempo para guardarme cada historia en el centro del pecho, trae esos rumores citadinos a nuestra montaña de luz; tu voz, un país sobrepoblado de mi sed, tu voz, isla suramericana en la que quisiera perdida quedarme, una soga dulce con la que fácilmente me cuelgo de la misma viga que ya mencioné, para prendarme doblemente de tus labios, tendida en el aire, cómoda, escuchando el siseo de afuera, eres puerta y portal atravesándome lento y certeramente las costillas, arráncame esa parte que en el origen te robamos, porque yo soy todas las mujeres y tú sigues siendo el fruto divino de algún dios desesperado que me hizo soñarte sin tiempo, con la fuerza justa en la garganta para acariciar mis pies descalzos con espiraciones, porque ya he dicho que estoy tendida en el aire, colgando dulcemente de la vida, con la soga hermosa de tus palabras, y el aire de tu fuego me calienta los talones.

 

AUTORETRATO I

 

Nací con el lagrimal cerrado, como señal que iba a desangrarme un día por los ojo; zurda, condenada por mi abuelo a sufrir de varias vértebras, a morir más rápido, a no saber coger tijeras; sí, también bruja, hija de Satán, monstruo extraño, al que insistentemente le cambiaron de mano la cuchara, misma mano que empuño el lápiz y a los 3 años aprendió a leer las revistas Semana que me enseñaron qué es un carrobomba y un extorsionado, qué es un atentado, una masacre, y linda escenita la de mi madre luego del trabajo, sentada en el sofá conmigo deletreando la tragedia del país.

Ese mismo año, las FARC raptó a mi padre, y algo murió en mí, él fue asesinado por la guerra, aunque siga vivo. Aprendí a vivir en abandono, en arrebato, en la súbita autopurgación, sorteando el riesgo de ser secuestrada de repente en una acera.

Mano creadora en un cuerpo cubierto de trapos rojos, porque así lo dicta el agorero para poder respirar, durmiendo como un lama, dormitando, mientras el asma expiraba por los poro.

Criada en un matriarcado, que no necesitó de los hombres más que para culparlos de sus desgracias en adversarias noches, ¡sagrada suerte de subvertirse!, inútiles maneras de estar solas, terror de la herencia, de la historia.

Mi niñez, entre médicos y máquinas, sufría de un mal sin cura, el mal de Pertes, con un fémur perezoso y una motivación algo astillada. Así empezó todo el asunto, de una bruja a un especialista, de una médium a un homeópata, de un cura milagroso en Marsella a ofrendas a las ánimas, y de noche, era visitada por toda clase de espectros, unos se alojaban en mi garganta y la trabajaban, otros masajeaban mis caderas en medio de la espesura de la noche y la vigilia. Las mejores espiritistas de fin de siglo masajearon mis pies a cambio de un vaso de agua en mi mesita de noche, entre voces, sacrificios.

Mueca nueve años porque me caí de muerte en mi primer año de vida, perdí el único diente que había salido, nueve años sin sonrisa, tantas veces me golpearon los senos camino a casa solo porque querían hacerme hablar, tantas veces me dijeron gorda, tantísimas fea, con mis labios fruncidos de tedio, por los que pocas veces se filtraba el aire.

Silencio en mi tumba pueril.

La mujer correría.  Medellín. Fallidos Editores. 2019. Págs. 32-33, 55-56, 59-61.

 

 

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