Por: Carlos Enrique Ortíz (1961-)
.
.
Para Pablo y Kathia, en el corazón
.
“Eres como la aurora, que cada vez más, cada vez más…”
Fernando González
.
I. AZIMUT
Es en lo negro del espacio,
en el azul vencido del cielo
que la noche es abierta y transparente,
y su silencio todo en sí sostiene.
.
Veo a Escorpión lucir
Antares en su lomo
y más allá, diría,
entre El Cisne y El Centauro,
donde El Águila vuela en lo invisible;
el luminoso centro oscurecido.
.
Isla de sueño y luz; Vía Láctea
espiral de lo posible
gira sus brazos luminosos
sus aspas de tiempo incontenible,
oleaje de soles solitarios.
.
ORVALHO
Ahora un ave
sobre el vértice del techo
de la casa elemental
me recuerda
que el hombre, animal de ruido,
no es mayor que su deseo
su abrigo, su sueño.
.
*
.
¿Qué palabras habrían de llamarnos
entre las palabras de otro tiempo?
.
En furtivas ceremonias
que quisimos muy puras,
nuestros gestos buscaron
su dulce transparencia.
.
Éramos los desconocidos,
los llamados al estrago de los días,
a la errancia en los rostros.
.
Éramos los de otros.
¿Qué destino común deseo
preguntar quería por nosotros?
.
Yo te dije de la muerte mil nombres,
tu escuchabas,
bebí la quietud de tu cara oscurecida,
amé la luz del azar que proyectó tu sombra sobre mí.
.
Te vi, te supe
tiempo que inunda, que desborda.
.
[ ]
Como dolor
que viene del silencio
y no regresa,
nuestra palabra
devora lo dicho
y no silencia.
.
Como dolor
retiene su presente,
tiempo que no resguarda.
.
Allí donde dijimos y escuchamos…
.
¿Quién se muestra?
.
¿Quién persiste
allí donde los vivos y los muertos?
.
Orilla, pliegue de luz
Habla adversa
que la voz perfuma
.
¿Quién se oculta en ti
allí donde los día y los cielos?
.
II. ALMINCANTARATS
También los muertos quieren
respirar
y su reseco aliento
dispersa nuestro aire.
.
Quieren caminar
y su errancia extravía nuestro paso.
.
Quieren cantar
y su queja inaudible
empaña nuestro silencio.
.
Quieren ver
y la palpitación de su mirada
puebla nuestras sombras.
.
¿Dónde tocar su mano
que retiene el roce, la caricia?
.
Alphar, la estrella solitaria
corazón femenino de la Hydra,
corazón que se alimenta de la sed
de Apolo,
el enmascarado de luz,
el dios que hiere de lejos.
.
*
.
La sombra veloz del pájaro
atraviesa las sombras del follaje,
se confunde, reaparece y se va.
Mirando el suelo al subir la loma
este trazo de vuelo
me ha tocado.
.
*
.
PATER ADVERSUS
Padre nuestro que eres
la inmensidad del cielo,
canto en silencio lo imposible
de tu nombre.
.
En la desnudez de tu ausencia
tu voluntad es mi sed y mi caída.
.
Tu reino late en mi pecho
hasta rozar la muerte.
.
La muerte nuestra de cada día
danos hoy.
.
Eres la luz que extravía
nuestra ceguera.
.
En la imposibilidad del perdón
somos la tentación de la que eres
la caída.
.
Te libramos del mal.
.
Amén.
.
El óvalo de las auroras. Carlos Enrique Ortiz. Editorial Universidad de Medellín. Medellín. Telar. Colección Géneros Literarios. 2010. Págs. 26, 28, 39, 54, 65 77.